Declaración Doctrinal
¿Qué Creemos?
LAS SAGRADAS ESCRITURAS
Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados, que por contenido tiene la verdad sin ninguna mezcla de error y, por lo tanto, es y será hasta la consumación de los siglos la única revelación completa y final de la voluntad de Dios para el hombre, el centro verdadero de la unión cristiana y la norma suprema a la cual se debe sujetar todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las opiniones humanas.
Por la Santa Biblia queremos decir la colección de los sesenta y seis libros desde Génesis hasta Apocalipsis que, como fue escrita originalmente, no solamente contiene y transmite la Palabra de Dios, sino que es la misma Palabra de Dios infalible, inerrante e inspirada por el Espíritu Santo de Dios.
Por inspiradas queremos decir que los libros de la Biblia fueron escritos por hombres santos de Dios, siendo motivados por el Espíritu Santo de una manera tan definida que sus escritos fueron inspirados sobrenatural y verbalmente. Y están libres de error como nunca otros escritos han sido o serán inspirados.
Creemos que Dios ha cumplido y cumplirá su promesa de preservar su Santa Palabra. Es por ello que; para todos los cultos públicos, incluyendo estudios Bíblicos y cultos especiales nosotros usaremos la versión y la traducción de Reina Valera 1960.
Creemos que la Biblia Reina Valera 1960 es la palabra de Dios para el mundo hispano, siempre hemos creído eso y siempre hemos usado esa versión, nunca la hemos cambiado y nunca la vamos a cambiar por otra versión.
2 Timoteo 3:16-17, 2 Pedro 1:19-21, 2 Pedro 1:23, Hechos 1:16; 28:25, Salmos 119:89; 105; 130; 160; 12:6-7; 19:7-11, Lucas 24:25-27; 24:44-45; 16:31, Juan 17:17; 12:48; 5:45-47; 5:39, Proverbios 3:5-6, Romanos 3:4; 15:4, Apocalipsis 22:19, Isaías 8:20, Efesios 6:17.
EL DIOS VERDADERO
- Creemos que hay un Dios viviente, verdadero y solamente éste es Espíritu infinito e Inteligente, Hacedor y Árbitro supremo del cielo y de la tierra, indeciblemente glorioso en santidad y merecedor de toda gloria, honra, confianza y amor posible.
- Creemos que en la unidad de la Divinidad existen tres personas que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, iguales en toda perfección divina, desempeñan oficios distintos, pero que armonizan en la grande obra de la redención.
Éxodo 15:1; 20:23, Salmos 83:18; 90:2; 147:5, Jeremías 10:10; Mateo 28:19, Marcos 12:30, Juan 4:24; 10:30; 15:26; 17:5, Hechos 5:3-4, Romanos 11:23, 1 Corintios 2:10-11; 8:6, 2 Corintios 13:14, 1 Timoteo 1:17, Apocalipsis 4:11.
DIOS EL PADRE
Creemos que Dios es el Padre, ambos en su relación con el Hijo, dentro de la Trinidad y en su relación para con los que creen en Jesucristo y se arrepienten de sus pecados; que Él ordena todas las cosas de su propia voluntad, que Él es vivo y activo en los asuntos de los hombres, oyéndolos y contestándoles la oración, por su misericordia, que Él es omnipotente, omnisciente y omnipresente en el universo y que Él es el único objeto de nuestra adoración y alabanza.
Salmos 65:2; 139:1-24; 147:5, Mateo 5:45; 6:24-34, Juan 14:6, 1 Timoteo 2:5.
DIOS EL HIJO
Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios y Dios el Hijo, que nació de una virgen, por obra del Espíritu Santo y por lo tanto es Dios manifestado en carne, teniendo los mismos atributos divinos y oficios que le Padre.
También creemos que vivió una vida perfecta y sin pecado aquí en la tierra, murió por nuestros pecados, resucitó corporalmente, ascendió al cielo para interceder por nosotros y que viene otra vez a juzgar al hombre y establecer su reino en la tierra.
Génesis 3:15, Salmos 2:7, Isaías 7:14; 9:7, Mateo 1:18-25, Lucas 1:35, Marcos 1:17, Juan 1:14, 1 Corintios 15:47, Gálatas 4:4, 1 Juan 5:20.
EL ESPÍRITU SANTO
Creemos que el Espíritu Santo es una persona Divina, igual a Dios el Padre y al Hijo y de la misma naturaleza. Que tomó parte activa en la creación.
Creemos que, en relación con el mundo entero, Él detiene al inicuo hasta que el propósito de Dios se cumpla, es quién actualmente convence de pecado, de justicia y de juicio, que es el Autor y el intérprete de las Sagradas Escrituras.
Creemos que Él testifica de la verdad del Evangelio en la predicación y testimonio, que Él es el agente en el nuevo nacimiento, que sella, unge, guía, enseña, testifica, santifica, y ayuda al creyente.
Creemos que Él mismo bautiza a todos los creyentes verdaderos en el Cuerpo de Cristo, que mora en ellos y los santifica, sella y asegura para el día de la redención, creemos que Él da poder y consuelo, guía, enseña y ayuda a los creyentes, que es el privilegio y el deber de los cristianos ser llenos del Espíritu Santo y cultivar en sus vidas el fruto del Espíritu que es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Creemos que las Sagradas Escrituras enseñan que el convertido recibe el don del Espíritu Santo al creer el Evangelio. El Espíritu Santo enriquece la Iglesia (el Cuerpo de Cristo) con dones espirituales, repartiendo a cada uno como Él quiere, no todos reciben los mismos dones, pero ninguno recibe el Espíritu Santo por medida. También creemos que algunos de estos dones, como el hablar en lenguas y hacer milagros de curación u otro tipo, cesaron una vez que los escritos del Nuevo Testamento fueron completados y su autoridad se estableció.
Mateo 28:19, Hebreos 9:14, Lucas 1:35; 3:16; 24:49, Génesis 1:1-3, 2 Tesalonicenses 2:7-13, Juan 1:33; 3:5-7,11,34; 4:48; 14:16-17,26; 15:26-27; 16:7-26, Hechos 5:30-32; 11:16, 1 Corintios 12:4-11, 27-30; 13:8-10; 14:12-22, 2 Corintios 13:14, Efesios 1:13-14; 2:18; 4:7-12,30; 5:18, Marcos 1:8; 14:26; Romanos 8:14-16; 26-27, Gálatas 5:22-23, Hebreos 2:1-4, 1 Pedro 1:2,23.
LA CAÍDA DEL HOMBRE
Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor, pero que por la transgresión voluntaria cayó de aquel estado santo y feliz, por cuya causa todo el género humano es ahora pecador, por naturaleza y por voluntad y por lo tanto está bajo condenación, sin defensa, ni excusa que le valga.
Génesis 3:16,24, Romanos 1:18-32; 3:10-19; 5:19-24, Efesios 2:1-3, Ezequiel 18:19-20, Gálatas 3:22.
LA EXPIACIÓN DEL HOMBRE
Creemos que la salvación de los pecadores es puramente gratuita, en virtud de la obra intercesora del Hijo de Dios; quien, cumpliendo la voluntad del Padre, se hizo hombre y viviendo una vida sin pecado honró la ley divina con su obediencia personal, y con su muerte dio completa expiación por nuestros pecados.
Creemos que su expiación consiste no de poner un ejemplo con su muerte como mártir, sino que fue una substitución voluntaria de Él mismo en lugar del pecador. El Justo muriendo por los injustos, Cristo el Señor, llevando nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.
Creemos que habiendo resucitado de entre los muertos ascendió a los cielos y que reúne en su persona admirable, las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo así por todos los motivos las cualidades que requiere un Salvador idóneo, suficiente, compasivo y omnipotente.
Efesios 2:8, Hechos 15:11, Romanos 3:24-25, Juan 3:16; 10:11, Mateo 18:11, Filipenses 2:7-8, Hebreos 2:14; 7:25; 9:12-15; 12:2, Isaías 53:4-7,11-12, 1 Juan 4:10, 1 Corintios 15:3,20, 2 Corintios 5:21, Gálatas 1:4, 1 Pedro 2:24; 3:18.
ARREPENTIMIENTO Y FE
Creemos que son deberes sagrados el arrepentimiento y la fe, y que son gracias inseparables, labradas en el alma por el Espíritu Santo, Regenerador Divino, mediante los cuales, profundamente convencidos de nuestra culpa, de nuestro peligro y de nuestra impotencia, como también de lo referente al camino de la salvación mediante la fe en Cristo, nos volvemos a Dios sinceramente, reconociendo a la vez al Señor Jesucristo como Señor, Profeta, Sacerdote y Rey nuestro, en quien exclusivamente confiamos en calidad de Salvador único y omnipotente.
LA REGENERACIÓN
Creemos que para ser salvos es necesario ser regenerados, o sea, nacer de nuevo; que el nuevo nacimiento es una creación en Cristo Jesús; que es instantánea y no progresiva; que en el nuevo nacimiento el muerto en delitos y pecados es hecho partícipe de una naturaleza divina y recibe la vida eterna, el don gratuito de Dios.
Creemos que la nueva creación es realizada fuera del alcance de nuestro entendimiento, no por cultura, ni por carácter, ni por voluntad humana, sino sólo y completamente por el poder del Espíritu Santo en conexión con la verdad divina (el evangelio), consiguiendo así que voluntariamente obedezcamos al evangelio y se vea evidenciada realmente en los santos frutos de arrepentimiento, fe y nueva vida.
Juan 1:12-13, 3:3-7, 2 Corintios 5:17-19, Lucas 5:27, 1 Juan 5:1, Hechos 2:41, 2 Pedro 1:4, Romanos 6:23, Efesios 2:1; 5:9, Colosenses 2:13, Gálatas 5:22-23.
LA JUSTIFICACIÓN
Creemos que la justificación es el acto de ser declarados inocentes, (sin pecados) que asegura Cristo para los que creen en Él, que esta justificación incluye el perdón completo de nuestros pecados y el don de la vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia.
Creemos que Jesucristo da esta justificación exclusivamente mediante la fe de aquellos que se acercan a Él y creen, arrepintiéndose de sus pecados. No por consideración de ningunas obras de justicia que hagamos. imputándonos Dios gratuitamente por esta fe, la justicia perfecta de Cristo; que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios y ahora y para siempre hace nuestra la herencia en el reino de los cielos.
Hechos 13: 39, Isaías 53:11, Zacarías 13:1, Romanos 1:17; 4:1-8; 5:1-9; 8:1, Tito 3:3.7, Habacuc 2:4, Gálatas 3:11, Hebreos 10:28.
LA SANTIFICACIÓN
Creemos que la santificación es el procedimiento mediante el cual se nos hace partícipes de la santidad de Dios, según su santa voluntad; que es progresiva, que principia con la regeneración, que la desarrolla en el corazón fiel, en la presencia y el poder del Espíritu Santo, Sellador y Consolador.
Creemos que para este fin se emplean continuamente los medios señalados, sobre todo, la Palabra de Dios y también el examen propio, la abnegación, la vigilancia y la oración, practicando todo ejercicio y cumpliendo todo deber piadoso que nos enseña su santa Palabra.
1 Tesalonicenses 4:3, 2 Tesalonicenses 2:13, 2 Pedro 1:2, Deuteronomio 15:19, Romanos 15:16, Ezequiel 36:23, Efesios 5:26, 2 Timoteo 2:21, 1 Pedro 3:15.
LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN
Creemos que los verdaderos regenerados, los nacidos del Espíritu no apostatarán para perecer irremediablemente, sino que permanecerán hasta el fin; que su adhesión perseverante a Cristo es la señal notable que los distingue de los que superficialmente hacen profesión de fe.
Creemos que por el bien de ellos ve la Providencia de cuya mano nadie los puede arrebatar y no perecerán jamás.
Salmos 121:3, Mateo 6:30, Juan 8:31-32; 10:28-29, Romanos 8:35-39, Colosenses 1:21-23, 1 Juan 2:19, Hebreos 1:14, 1 Pedro 1:5, Filipenses 1:6.
EL CARÁCTER GRATUITO DE LA SALVACIÓN
Creemos que la salvación se ofrece gratuitamente con todas sus bendiciones a todo ser humano, por medio del evangelio, que es la presentación fiel de la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo en propiciación a Dios por nuestros pecados.
Creemos que es el deber inmediato de todos aceptar ese sacrificio, con fe sincera y arrepentimiento y que nada impide la salvación del más vil pecador sino su propia maldad y su rechazo voluntario de Cristo, lo cual lo pone en la perdición más grande y agravada.
Colosenses 3:12-13, Romanos 8:32; 10:13, Mateo 11:28, Isaías 55:1,6-7, Apocalipsis 22:17, Hechos 2:38, Juan 3:15-18,36; 5:40; 6:37, 1 Timoteo 1:15; 2:6, 1 Corintios 8:11, 15:10, Efesios 2:4-5, 5:2, Hebreos 2:9, 1 Juan 2:2.
LA IGLESIA
Creemos que la Iglesia de Cristo es una congregación de creyentes bautizados y asociados por pacto de fe y compañerismo en el evangelio, observando las ordenanzas de Cristo; es una congregación gobernada por la Palabra de Dios ejerciendo sus dones y privilegios investidos en ellos por la Palabra de Dios.
Creemos que sus oficiales ordenados son: Pastores o ancianos y diáconos cuyas calificaciones, derechos y deberes son descritos en las Escrituras; creemos que la verdadera comisión de la Iglesia se halla en la Gran Comisión, primero: hacer discípulos individuales; segundo: edificar a la Iglesia; tercero: enseñar e instruir como Él lo ha mandado.
Creemos que la Iglesia local tiene derecho absoluto de gobierno por si misma, libre de toda intervención jerárquica de individuos o de congregaciones, y que el único y sólo superintendente es Cristo y que es Bíblico que las Iglesias verdaderas cooperen las unas con las otras por la fe y la propagación del evangelio, que cada Iglesia es su única y propia medida y método de dicha cooperación y que en asuntos de membrecía, orden, gobierno, disciplina y benevolencia, la Iglesia local es determinante.
Mateo 28:19-20, Hechos 2:41-42; 6:5-6; 14:23; 15:22-23; 20:17-28, 1 Corintios 5:11; 6:3; 11:2; 12:4,8-11; 16:1, Efesios 1:22-23; 4:11-12; 5:23-24, 1 Timoteo 3:1-7, 8-13, Colosenses 1:18, 1 Pedro 5:1-4, Judas 1:3-4, 2 Corintios 8:23-24, Malaquías 3:10, Levítico 27:32.
LAS ORDENANZAS: EL BAUTISMO Y LA CENA DEL SEÑOR
Creemos que el bautismo cristiano es por inmersión y sumersión del creyente en agua, para mostrar simbólicamente su fe en el crucificado, sepultado y resucitado Señor y Salvador Jesucristo, con sus efectos en nuestra muerte al pecado y resurrección a una nueva vida.
Creemos que el bautismo es el primer acto de obediencia del cristiano. Creemos que es un requisito para gozar de los privilegios de la Iglesia.
Creemos que la Cena del Señor es la conmemoración que simboliza simplemente el cuerpo y la sangre de Cristo en la muerte hasta que Él venga; que no hay enseñanzas en la Biblia de cuantas veces debemos tomar la Cena, pero debe ser siempre precedida por un solemne auto examen del creyente.
Hechos 2:41-42, 1 Corintios 11:23-34, Mateo 26:26-29, Marcos 14:22-24, Lucas 22:7-20.
LA OBRA MISIONERA
Creemos que la única esperanza de salvación es Cristo y que la comisión de evangelizar al mundo fue dada a la Iglesia; y que esta comisión incluye: el hacer discípulos, bautizarles y enseñarles todas las cosas que Él mandó según los evangelios.
Mateo 28:18-20, Marcos 16:15, Juan 20:21, Hechos 1:8, Romanos 10:13-15.
LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
Creemos en la segunda venida pre-mileniaria de Cristo, que es eminente e inminente y será visible, personal y corporal.
Creemos que Cristo aparecerá en las nubes y que los muertos en Cristo resucitarán primero; los creyentes vivos serán arrebatados, transformados y todos serán llevados para estar con Él en el tribunal de Cristo.
Creemos que entonces habrá gran tribulación en la tierra, con grande aflicción para el pueblo de Israel. Existirá una iglesia grande, mundial (ecuménica), falsa y se levantará el anticristo, quien establecerá su reino mundial y se hará pasar por Dios.
Creemos que, al término de los siete años de tribulación, Cristo vendrá con gran gloria y poder y con sus santos destruirá a sus enemigos y arrojará a Satanás en el abismo por mil años, el pueblo de Israel será convertido y Cristo establecerá su reino milenario.
Creemos que después del milenio los cielos y la tierra serán quemados. Que, en el Gran Trono Blanco, Cristo juzgará a los incrédulos, quienes serán posteriormente echados en el lago de fuego eterno.
Creemos que entonces Cristo entregará el reino a su Padre, cuando haya suprimido todo dominio, potestad y potencia. La nueva ciudad, la nueva Jerusalén descenderá a la nueva tierra donde Dios pondrá su trono, viviendo para siempre con sus redimidos.
Mateo 28:6, Juan 20:27, 1 Corintios 15:4,25, 42-44, 51-53, Marcos 16:6,19, Hechos 1:9-11, Apocalipsis 3:21, 20:1-6, Hebreos 8:1, 1 Tesalonicenses 4:16-17, Filipenses 3:20-21, Lucas 1:32, 24:2-7,39,51, Isaías 11:4-5, Salmo 72:8.
LA CREACIÓN
Creemos que Dios creó el universo en seis días literales de veinticuatro horas. Rechazamos la evolución, la Teoría de la Brecha, la Teoría de Día-Edad y la Evolución Teística como teorías no Bíblicas del origen de todo.
Génesis 1 y 2, Éxodo 20:11, Salmos 19:1-6.